Relato al azar

Ver una entrada al azar

lunes, 17 de febrero de 2014

SIN MANDO EN PLAZA (Saiz de Marco)


Su amor quiere a

Su asco experimenta repugnancia de

Su confianza confía en

Su desconfianza recela de

Su admiración admira a

Su dolor le hace sufrir por

Sus gustos apetecen

Su memoria recuerda a

Su odio siente rencor de

Su miedo teme a

Sus sueños crean tramas de

Su olvido borra a

Su creencia acepta como cierto que


Y él, que nunca tuvo mando sobre toda esa gente, mientras tanto hace lo que puede. En el pequeño espacio disponible, él (esto es, su arrinconada voluntad) hace lo que esos señores le dejan hacer.

1 comentario:

  1. Qué gran verdad que nadie manda sobre un montón de cosas de su vida interior. Yo no puedo voluntariamente cambiar de gustos (no puedo decidir "a partir de ahora va a gustarme el béisbol"), ni puedo voluntariamente amar a alguien a quien mi corazón no ama, ni dejar de odiar a alguien a quien mi corazón siente rechazo, ni puedo recordar u olvidar a voluntad. Si me propongo creer en una cosa en la que no creo (qué digo yo, en la metempsicosis, o en el dios Apolo, o en la diosa Ceres, o en la reencarnación de las momias egipcias...), ¿cómo podría autoengañarme o autoconvencerme de algo que mi interior no acepta, no admite, no da ningún crédito? Es curioso que las cosas más importantes de nuestro espacio íntimo no son voluntarias, sino ajenas a nuestra decisión. Los afectos no son voluntarios, y nadie manda en su propio corazón. Es como si la voluntad estuviera sobrevalorada.

    ResponderEliminar